Eran felices...eran todo lo que habían buscado....parecía que nada se
terminaba en ellos, que todo empezaba, que todo estaba en el por venir de los
sueños realizados. Pasaban los días y los meses y los años y ellos se seguían
despertando a la mañana con el desayuno, con mimos y nuevos anhelos que cocer
en el edredón de la vida....
Sin embargo, de manera casi imperceptible...un día...al llegar a la casa,
ella lo vio distinto. Parecía todo igual, con las mismas sonrisas y mismos sueños,
pero con algunas gotitas de color menos. Era un detalle, solo un mínimo cambio
en la rutina diaria de besos, pero que fue el principio de la extinción de
muchas gotitas...
Pasaban los años y esas ausencias se fueron notando. Todas las gotas fueron destiñéndose
en sus colores. Mientras pasaba el
tiempo ellos seguían en sus rutinas, pero ya no la común, fue como si
estuvieran dormidos, como si no se buscaran más. El aire que respiraban era de plomo
y las miradas de hielo. Los besos se convirtieron en pesadas cargas diarias en
las que el otro era solo un participante…
…“y la vida siguió, como siguen las cosas que no tiene mucho sentido”…
Que será lo que nos hace mirarnos al espejo como seres vacios…cuál es el
instante en el que la luz se nos escapa y nos volvemos blanco y negro…cómo se
vuelve a la felicidad del amor, cuando no nos damos cuenta que erramos el
camino…
Será cuestión de convertirnos en creyentes...tener fe de que somos lo que somos, lo que hacemos para cambiar lo que somos y queremos ser....todo en un combo mortal, con el que vamos transitando, tratando de ser mejores seres humanos....creyendo que podemos serlo...
