Después de casi 365 días y algunas horas volví a tenerla, a pensarla, a acariciarla, a volver a idealizar algo pero a través de la materia, saliendo un poco de lo abstracto... tan bella como siempre, perspicaz y sensible, con una sonrisa adorable, mágica, increíble, distinta. Volví a besarla, a tenerla y también volví a sufrirla.. luego de todo y en el medio de una larga conversación, necesitaba decirle que todavía, mas allá de todo, la seguía amando, tal y como a ese primer beso que tuvimos.
Obviamente, no hubo respuesta de su parte, simplemente no dijo nada, teniendo tantas palabras para decir, tantas veces decimos tantas cosas, y ahí... no se oyó nada, resulta tragicómico decir que a fin de cuentas no esperaba algo distinto, y vuelvo como siempre a renegar con esa enemiga a la que no podía o quería enfrentar por que entonces me vería vencido, siempre en el mismo lugar, en el mismo momento cada vez que aparece ella, esta instantáneamente también lo hace y es cuando me vuelvo permeable y derrotado sin mas... y como se preveía su disparo fue certero, a quemarropas.
Como si se tratara de una película que ya viste 10 mil veces y conoces cada escena que se avecina a lo largo de la trama, acá me paso igual, y precisamente ya conocía la escena que venia...
le dije que después de todo este tiempo, seguía enamorado de ella y ante el silencio me di cuenta que no quedaba otra opción que enfrentar de una vez lo temido, la ACEPTACIÓN, ACEPTACIÓN de saber que ella no me amaba mas, ACEPTACIÓN de entender que a veces solo tenemos una oportunidad para vivir el amor con una persona por mas profundo que sea, por eso tenemos que saber por demás que debemos aprovechar cada gota de ese dulce sentimiento, por que sabes que es lo peor del amor que se termina... que se termina.
Por eso a la ACEPTACIÓN, como a todo le podes declarar la guerra, pero no la podes vencer sino simplemente aceptarla...
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